CAN SURIS: VISITA AL CITYLAB DE CORNELLÀ


Miércoles 23 de Mayo





Minutos después de las cuatro de la tarde empezamos a caminar desde la Plaça de l’Estació de Cornellà de Llobregat (donde habíamos quedado para realizar juntos las visita de hoy) hacia la Plaza de Can Suris, donde se encuentra el CityLab. No conozco la zona y no me detendré aquí en describirla, sólo decir que pasamos por un gran centro comercial, un barrio de gitanos de pequeñas casas y otra zona de casas aparentemente mejor acondicionadas. A lo lejos podemos ver un antiguo recinto industrial bastante grande que algunos confundimos con Can Surís, pero que en realidad es la Societat General d'Aigües de Barcelona. La zona por la que caminamos sigue el recorrido del trambaix y por tanto fue arreglada no hace mucho. Siguiendo las vías llegamos a Can Suris.
El CityLab de Cornellà se encuentra en el centro de una gran plaza rectangular en lo que parece ser la periferia de la ciudad; la plaza se ve que ha sido arreglada recientemente, tiene pequeñas zonas verdes, bancos, palmeras y una escultura en una esquina. El edificio es una antigua fábrica téxtil de ladrillo rojo como las que todavía quedan en distintas zonas de la ciudad de Barcelona, testimonios de la época industrial de finales del siglo XIX y XX. Fue construida en 1897 y se conocía con el nombre de Fontanals i Suris. En otra esquina de la plaza se conserva todavía la característica chimenea de estos complejos.


En ese momento sale a nuestro encuentro Lluís, colaborador o coordinador de Can Surís y guía para nuestra visita. Es un chico joven que va vestido de manera informal, con vaqueros y camiseta. Se presenta antes de entrar al edificio y comienza a explicarnos en qué consiste el proyecto del CityLab. Es en este momento cuando me doy cuenta de que, por dentro, el edificio está en obras y que todavía no está en funcionamiento. Parece ser que abrirá sus puertas un par de semanas después de las elecciones, para evitar la apropiación partidista de su inauguración. La visita es, por tanto, a las instalaciones aun sin terminar para saber cómo será, pero no conoceremos más que el proyecto aun sin desarrollar.

Un CityLab es, teóricamente, un centro de experimentación con las nuevas tecnologías que pretende crear flujos de comunicación y colaboración entre la ciudadanía, las empresas y las universidades. La idea del CityLab es la de un laboratorio ciudadano, donde los ciudadanos puedan tener acceso a las nuevas tecnologías, crear y desarrollar proyectos con ellas y participar en los procesos de creación científica con las empresas y las Universidades.

CityLab Cornellà
Centro experimental de convergencia entre la nueva generación de Internet y la nueva generación de proyectos de la Sociedad del Conocimiento. Un espacio orientado a activar, impulsar y extender la capacidad creativa e innovadora en tecnología de emprendedores, empresas, ciudadanos y ciudadanas de la sociedad de la información y el conocimiento.

cornella@citilab.eu
FUNDACIÓ PRIVADA PEL FOMENT DE LA SOCIETAT DEL CONEIXEMENT
Edifici Can Suris. Pl. Can Suris s/n 08940 Cornellà de Llobregat

Entramos al edificio por una puerta lateral (no será la puerta de acceso pri ncipal al centro) que da paso a una gran sala, espaciosa, donde además de varios hombre trabajando hay multitud de mesas dispuestas en filas. El edificio por dentro conserva la estructura de la antigua fábrica, sobre todo en la parte que nos encontramos ahora, donde podemos v er arcos de volta catalana aguantados por columnas de hierro pintadas de blanco. La rehabilitación es completa y el ladrillo contrasta con el mobiliario de oficina y los tubos metálicos de la ventilación.

Una vez dentro del edificio acudimos a lo que será la verdadera entrada del CityLab, para hacernos una idea de su disposición y funcionamiento. Es un hall de gran altura; pueden observarse dos pisos más arriba y el tejado de la nave. Es, además del recibidor donde se encuentran los ascensores, el distribuidor por donde se accede a los otros pisos y salas. Lluís nos comenta que la entrada al CityLab será libre, la gente sólo tendrá que hacerse un carnet para poder utilizar los espacios y herramientas que ofrece el centro. La entrada, no obstante, tiene sistema de seguridad, detectores magnéticos, para evitar que la gente se lleve ordenadores u otros materiales.

Volvemos a la sala por la que entramos, en el acceso de la cual hay: a un lado un mostrador de información o consultas y al otro taquillas para que los usuarios puedan guardar lo que convengan. La sala, según nos va explicando Lluís, ayudado por un plano del edificio, es la “zona libre” del CityLab, es decir, donde los ciudadanos podrán trabajar y tener a su disposición ordenadores portátiles y espacio para desarrollar y realizar sus proyectos.

Todo el edifico cuenta con conexión a Internet wifi y el mobiliario, destaca Lluís, es móvil; es decir, se puede mov er según el gusto o la necesidad del usuario. Es un “edificio inteligente”, nos dice. En la sala donde estamos hay mesas en filas y otras dispuestas en grupos, para los proyectos en común que se puedan desarrollar, pero en general todo está preparado para adaptarse al usuario y sus necesidades.
En un lateral de la sala estará el bar-restaurante, ya se puede ver la barra y la cocina del mismo. Las mesas estarán en la propia sala libre pero separadas por una hilera de plantas. Para Lluís, el bar es imprescindible en un país mediterráneo como el nuestro, donde gran cantidad de ideas y proyectos se desarrollan charlando en un ambiente distendido o alrededor de un aperitivo. No obstante, Mª Jesús Buxó se siente inquieta por lo que augura será un espacio ruidoso en el que será difícil trabajar. Lluís no consigue apaciguar sus temores a pesar de presentarnos un espacio silencioso, la Mediateca. Es una sala contigua de espacio más reducido y separada de la anterior por paredes transparentes. Será una biblioteca y un lugar para trabajar en silencio. También dispondrá de una zona con sofás y pantallas de televisión para visualizar materiales que de momento aportarán diferentes fundaciones, pero que después se espera sean elaborados por los usuarios del centro en diferentes proyectos. Evidentemente se utilizarán cascos para el sonido, contribuyendo al ambiente de estudio de la sala.

Por último, Lluís nos presenta una pequeña sala contigua a la mediateca a la que se accede por la sala libre. Es lo que han denominado “NanoLab” y “IaioLab”, uno de los proyectos del centro que más me ha sorprendido. La idea consiste en que el espacio para la gente mayor y para los niños sea el mismo, aprovechando la supuesta disposición de los mayores para cuidar y educar a los niños, y la supuesta receptividad de los niños hacía los mayores. El contacto entre niños y mayores puede contribuir al aprendizaje de las nuevas tecnologías de unos y de otros en mutua colaboración. Habrá que ver cómo se desarrolla esta idea, que según nos dice Lluís es uno de los experimentos propuestos pero que es susceptible de cambios y está siempre abierto a las necesidades y exigencias de los ciudadanos.

La idea común de este primer gran espacio “libre” es que la gente utilice las nuevas tecnologías, que desarrolle proyectos, que participe, aporte contenidos y pueda proponer sus trabajos.

A través del hall llegamos al otro lado del edifico donde se encuentra el auditorio. La sala está llena de sillas apiladas y de una tribuna o mesa de presentaciones, todo ello todavía embalado. Siguiendo la idea de adaptabilidad, nada de esto irá fijado al suelo, sino que será móvil y podrá distribuirse por el espacio según las necesidades. Se prevé que sirva para distintos eventos: conferencias, congresos, conciertos, etc. La sala cuenta con las últimas tecnologías: cámaras en tres puntos diferentes para grabar los actos que se realicen y poder emitirlos si se quiere en Internet, cabina de control y dos cabinas para traducción simultánea. El auditorio tiene muchísima luz y una buena acústica, sólo le faltan unas buenas cortinas para poder transformarse también en cine o sala de proyecciones; últimos detalles para completar el gran despliegue de medios y recursos.

A través de unas escaleras accedemos al primer piso (he de decir que lo único que echo en falta en el edifico son los aseos, no consigo dar con ellos!). El descansillo del piso al que accedemos, donde se sitúan los ascensores, tiene una parte abierta al espacio del hall, a modo de balcón, y comunica las salas polivalentes con el espacio dedicado a las empresas y las universidades Todo el edifico tiene grandes ventanas por las que se ve el exterior y que dejan entrar, en un día como hoy, una intensa luz.
Las salas polivalentes servirán principalmente para realizar cursos y seminarios, aunque como su nombre indica, podrán ser utilizadas por los grupos de trabajo o ciudadanos que lo soliciten. En principio son tres salas equipadas independientemente, pero Lluís nos demuestra que las paredes son también móviles (corredizas y plegables) y que pueden retirarse para convertir dos salas en una, o las tres en una tan grande como el auditorio.

La otra zona de esta planta está reservada a las empresas y a las universidades. Situada encima de la zona libre, dispone en un lado de pequeñas salas o “viveros” donde las empresas podrán comenzar a desarrollar y plantear sus proyectos. La idea del vivero es que sirva para las empresas que empiezan con nuevos proyectos, siempre relacionados con las nuevas tecnologías, que cederán el espacio a otras cuando ya tengan iniciados sus productos (una media de unos 3 años de uso). Justo enfrente de los viveros, en el otro lado de la sala, se encuentran los despachos o cubículos para las universidades. Estos espacios podrán ser utilizados por los grupos de investigación de las universidades. La idea es establecer contactos entre éstos últimos y las empresas, para poder trabajar en común y obtener así todo tipo de ventajas. Con este objetivo, entre las salas para las universidades y los viveros hay un espacio habilitado para el contacto entre ambos colectivos.


La innovación arquitectónica viene de la mano de un arquitecto valenciano y simboliza, en cierta manera, la forma de trabajar del centro. Se trata de unas estructuras de madera circulares de 1,5 metros de alto con una abertura que permite entrar dentro de ellas. Recuerdan a un mostrador de biblioteca pero de mayor altura. Dentro de la estructura, además de estanterías que aprovechan la forma del mueble, hay una mesa y sillas (bastante encajonadas). La idea es que dentro de estos cubículos puedan realizarse reuniones que combinen cierta intimidad y resguardo con una clara apertura hacia afuera, pues el espacio permanece abierto y visible desde fuera.


En este espacio también hay mesas normales y otros lugares para el contacto: una cocina-bar, la sala de reuniones de junta y otra para reuniones privadas. Asimismo en esta planta se encuentra también la sala de administración o dirección del centro.

Según entiendo, la idea general del CityLab es que las empresas y universidades desarrollen sus prototipos y diseños para que los usuarios de la planta baja puedan probarlos, experimentar con ellos y aportar sus ideas para mejorarlos o modificarlos. De esta forma, el usuario entra en el proceso de creación científica, participa en su diseño y en su desarrollo. La idea de participación es central en el CityLab y es uno de sus objetivos. Pretenden integrar al ciudadano en el proceso de producción, conectarlo con las empresas y con la universidad para que no sea un receptor pasivo de las tecnologías sobre el cual sólo recaen estudios de impacto, sino un agente activo.

Finalmente subimos al último piso: una estupenda buhardilla todavía sin acondicionar. Esta parte estará dedicada seguramente a las actividades artísticas relacionadas con las tecnologías, aunque dependerá de las propuestas de los usuarios. Como el suelo todavía está sin poner, excepto en un rincón, podemos ver el diseño inteligente que Lluïs nos explicaba anteriormente. Se trata de un suelo formado por ladrillos de madera o conglomerado que se colocan elevados unos centímetros del suelo original. En el espacio que queda entre ambos se coloca el cableado y todas las instalaciones eléctricas. Es lo que llaman “terra tècnic”, que permite acceder a los cables y las tomas a través de unas pequeñas compuertas en el suelo, cuyo nombre no recuerdo. Un detalle más del edificio inteligente.

En la buhardilla se encuentra también “la sala de máquinas” o “cerebro” del edificio. En este espacio se encuentra la maquinaría pesada que controlará el funcionamiento de todos los ordenadores del CityLab, de las conexiones de red, de la instalación eléctrica (con un sistema de iluminación ininterrumpido en caso de fallo eléctrico, el SAI, estabilizador de corriente), los equipos de sonido, etc.

Antes de acabar la visita, Lluís nos muestra otra sala también disponible que se ha pensado pueda servir de plató digital, donde hay almacenados todo tipo de aparatos e instrumentos que formarán parte del CityLab (ordenadores, impresoras, vídeos...).

Abandonamos la buhardilla y aún alargamos un poco la visita con diversas preguntas sobre el futuro funcionamiento del CityLab. Lluís y MªJesús Buxó difieren en opinión sobre la necesidad o no de tener un espacio físico donde reunirse y verse las caras para complementar el trabajo y las relaciones virtuales. Lluís considera que es importante tener un lugar de reunión y Buxó reconoce entonces ser más partidaria de lo virtual. No obstante, Lluís aclara que se puede conectar con el centro y trabajar en contacto con él a través de una red propia. (Como veremos, el CityLab es la materialización del proyecto virtual de LivingLAbs)

Yo pregunto qué tipo de actividades o servicios se han pensado para los usuarios no familiarizados con el espacio ni con sus actividades, es decir, para la gente “normal”, del propio barrio o de la ciudad. La verdad es que no lo tienen todavía muy pensado, me dice Lluís, hay gente trabajando en los proyectos, pero depende sobre todo de las propuestas y proyectos que la gente decida. Mi duda sigue siendo qué harán los ciudadanos en este espacio, para qué entrarán, que les motivará a hacerlo. Da la impresión que el lugar está diseñado para un colectivo concreto de personas que ya utilizan las nuevas tecnologías y ya tienen proyectos que realizar. No obstante estas dudas e inquietudes las plantearé más adelante.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ei!!! y el texto?

Bronislaw Malinowski dijo...

estic treballant en ell... proximament en les seues pantalles!!

Unknown dijo...

Hola,

quisiera dar dos puntos a tu interesante trabajo de campo.

El arquitecto valenciano al que haces referencia es Vicenç Guallart .

En cuanto a las motivaciones de la gente, creo que la respuesta va un poco por la libertad que queremos dar a tener acceso a recursos y espacios que no hay en el municipio.

Quisiera subrayar que el primer detonante de los ciudadanos a entrar en el edificio, no cabe la menor duda que será la curiosidad. La misma con la que ya preguntan cuando te encuentras a la gente en la plaza después del colegio de los niños. La curiosidad, un instinto peculiar.

Anónimo dijo...

Gracias por tus comentarios Lluís! Ojalá la gente de rienda suelta a su curiosidad y a su imaginación. Sería estupendo que aprovecharan los recursos de ese "gran templo". POr cierto, supongo que ya ha abierto sus puertas ¿es así? ¿Puedes contarnos algo sobre las primeras experiencias?

Anónimo dijo...

Perdonad... pero...estoy buscando donde se hace esto de ''P.D.A.''(pequeños dibujos animados)en el papel de información me sale que es en este centro llamado citylab.
¿es éste?
¿por favor si lo es, donde se encuentra?



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Anónimo dijo...

Hola doceañera!
No tengo ni idea de si en el CityLab de Cornellà hacen eso del PDA. Ten en cuenta que puede haber otros Citylabs. Este en concreto está en Cornellà y la dirección es:
Pl. Can Suris, s/n
08940 Cornellà de Llobregat

Un saludo