CAN SURIS II

¿Qué es un CityLab?
Después de la visita al espacio físico, nos trasladamos a una sala polivalente de la segunda planta para que Ricard Faura nos explique, de manera teórica, en qué consiste el proyecto del CityLab y sus conexiones a nivel europeo con otros proyectos.

El concepto de LivingLab viene de Estado Unidos de América y hace referencia a proyectos en los cuales se busca la participación ciudadana para la inovación empresarial y científica. Como decíamos, se busca integrar a los ciudadanos en todo el proceso de producción como agentes activos y no como receptores pasivos del producto acabado. En USA esta iniciativa no tuvo demasiado éxito, pues había una distancia insalvable entre ciudadanía y universidades. En Europa, sobre todo los países nórdicos tomaron la idea y los resultados han sido más que satisfactorios. El ejemplo paradigmático es el de Finlandia, donde la empresa Nokia ha experimentado satisfactoriamente este "nuevo modelo" de innovación.

El LivingLab es un espacio virtual en el que se producen estos contactos y colaboraciones. En Europa llevan tiempo funcionando y podeis leer mucho sobre su fincionamiento en distintas páginas web, blogs y artícluos de los proyectos en diferentes países.
En cambio, el CityLab es un espacio físico, un edificio que bajo las mismas directrices pretende buscar la colaboración ciudadana fuera del mundo virtual.

El CityLab de Cornellà o laboratorio ciudadano de Can Suris es el primero en Europa. Los miembros fundadores son la Diputación de Barcelona, el Departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información de la Generalitat de Catalunya, el World Trade Center Almeda Park, Siemens, la Universidad Politécnica de Cataluña, Localret y la Fundación Catalana para la Investigación, entre otros. Para impulsar y promocionar el CitiLab se ha constituido la Fundación Privada para el Fomento de la Sociedad del Conocimiento, que fue presentada el pasado 13 de diciembre. Por tanto la gestión del centro es mixta, formada por administraciones públicas y empresas privadas.
El proyecto de CatLab (The Catalan Living Lab) lo llevan a cabo la UPC, la i2cat Fundació y la Generalitat de Catalunya (Departament de la Presidència. Secretaria de Telecomunicacions i Societat de la Informació).

A través de gráficos y conceptos, Faura nos explica cómo funicona un CityLab y que relaciones se establecen entre los distintos actores. Me parece importante destacar que los antropólogos son una parte importante del organigrama del centro y tienen un papel privilegiado. El antropólogo se configura como un actor necesario para establecer las comunicaciones entre las empresas y la ciudadanía, las universidades y las empresas o la universidad y la ciudadanía. El antropólogo viene a ser una especie de mediador entre los diferentes intereses o el gestor de los recursos que están en juego. Dialogando y negociando con los distintos actores es capaz de aconsejar y ofrecer las colaboraciones más adecuadas, de tomar decisiones o llegar a pactos y acuerdos entre los diferentes colectivos y proyectos. El científico social utiliza sus herramientas de conocimiento y análisis para gestionar las relaciones que se producen en el CityLab.

Faura vuelve a repetir las ideas de participación e inovación, donde “una inovación es una invención adoptada en un entorno social” y participación, como ya hemos visto, significa que el ciudadano está inserto en los procesos de producción desde el primer momento. Su discurso se desarrolla en estos términos:

El CityLab promueve el debate, consulta a la sociedad, acoge las demandas y necesidades reales de la población. Está en contra de medir simplemente los riesgos y el impacto de los productos que desarrollan las empresas, sino que busca la aceptabilidad de la población. Buxó destaca la importancia de la experimentación, de atreverse a experimentar con las ideas y probar cosas nuevas. Cruzar información, compartir, etc. el CityLab es como un ser vivo, abierto a la ciudadanía, a la participación, a la inovación, la experimentación. El CityLab promueve proyectos académicos de investigación social basados en la Investigación-Acción.

El objetivo es que la ciudadanía se apropie del espacio y de los medios, que interactúe con las empresas y las universidades en una especie de interdisciplinariedad en la que convivan los profesionales con los aficionados y con los ciudadanos que normalmente son ajenos a este mundo. Para conseguir esto último, es necesario que la ciudadanía crea en la participación, por ello se crea un discurso convincente y se plantean políticas de proximidad. Por eso también se dan a conocer las TICs, se difunde su uso y se acerca a la ciudadanía.

El CityLab es un edificio adaptable e inteligente porque constituye una red social de circulación de la información. Se busca la inovación y el impacto del laboratorio ciudadano en la población, en Cornellà, en Barcelona y tambiéna nivel Europeo.

La pregunta estrella es, ¿quien dirigirá la gestión de este espacio? ¿quien tomará las decisiones sobre qué se hace y qué no? Las políticas de gestión marcarán el camino del centro, las actividades que se realicen, etc. y daran forma al CityLab. De momento hay varios candidatos que seguramente batallaran por controlar espacio y recursos. Por un lado las empresas que comienzan, con sus intereses económicos y comerciales; por otro lado funcionarios, políticos y administración pública, quienes trataran de gestionar los recursos públicos buscando justificar gastos de la manera más satisfactoria y coherente con la red burocrática de financiación pública. Por último la figura del antropólogo, que si escapa a las diferentes presiones de los grupos de poder, tendrá en sus manos el poder de decisión y gestión de los diferentes proyectos que se planteen. Dificilmente podrá relegar ese poder a la ciudadanía, teniendo que justificar su sueldo en negociaciones y pactos entre todos los interesados. Actuará como mediador entre los intereses de los distintos colectivos con las cotas de libertad que le permitan las pautas de funcionamiento del CityLab y sus impulsores.

La verdad es que mi cabeza echaba humo y en el momento no pude preguntar todas mis dudas sobre el futuro funcionamiento del CityLAb. Sospecho que no está todavía muy claro, da la impresión que además del discurso y el planteamiento teórico, no saben cómo poner en funcionamiento el centro y “dinamizar” su funcionamiento. Tras un pequeño debate sobre cuestiones abstractas abandonamos el centro no sin antes hacernos algunas fotos de grupo y despedirnos de Lluís. Tras la visita, comparto con mis compañeros dudas y sospechas, y aunque no piensan lo mismo que yo, la mayoría han adoptado una perspectiva crítica de lo que acabamos de ver. A mi personalmente la visita me ha inquietado bastante y las dudas me incitan a buscar más información y clarificar diversas cuestiones.


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